domingo, 9 de mayo de 2010

Palabras calladas

Sé que jamás va a leer estas palabras, que jamás sabrá todo lo que realmente hay dentro de mí... que esto es algo secreto, mi vía de escape, el pañuelo de mis lágrimas en soledad... mas soy parca en palabras, no se hablar de sentimientos y me cuesta expresar mis emociones y este, este es mi gran secreto, contarlas en silencio, contarlas sin decir nada, sin pronunciar palabra en mis labios, sin que él conozca el dolor que me mata por dentro...

Más se que nada combaría que supiera de mi pena, de mi pesar y de mi angustia pues no se puede obligar a sentir, no se puede obligar a amar a nadie... y en su momento me arriesgué demasiado, decidí declararle lo que llevaba por dentro, decidí pedir una oportunidad de conocerme entera... y el dolor mato mis sueños, sus palabras resonaron como un eco en mi cerebro y el dolor del rechazo, de saber que no iba a estar ahí apago la luz de mis sueños, se hizo de noche en la plenitud del día y aunque fui capaz de mostrarle la serenidad que me caracteriza, aunque saque fuerzas para ser persona cabal mientras conversaba con él, cuando su voz se apago y la soledad invadió mi mundo... caí, caí al fondo, caí rendida a la desdicha abandonandome en los brazos del llanto, arropada por el abrazo de la soledad y un nudo en el estómago... una gran incomprensión en mi mente mas no logro comprender por qué soy atracción de tantas miradas que no deseo y los azares de la vida hacen que la única que quiero sea la que no tengo... ¿de qué sirve ese atractivo que dicen que tengo si cada noche en mi alcoba derramo lágrimas de desdicha por ese amor que no tengo? no quiero ser atractiva, no quiero ser la mujer que ven el resto de los mortales si soy invisible a sus ojos, si soy como una nube que pasa por el cielo mientras él mira al suelo...

De nuevo la ilusión... y el miedo

Cuando en realidad deseaba que me besara, la confusión se apiadaba de mi alma, él estaba ahí, acercándose a mí, mi cuerpo tiritando de frío, de nervios acumulados tras las horas de espera a la intemperie, tan sólo un vestido fino cubriendo mi cuerpo y una chaqueta como el papel de fumbar, el aire gélido atravesando mi piel, caminando cabeza gacha cuando pensaba que ya no vendría, ni siquera contestaba a mis llamadas, le ví de lejos y pensaba marcharme, caminaba intentando no mirarle, haciéndome la despistada para huir con lágrimas asomando, más se dirigió hacia mí, llamándome de lejos... levanté la cabeza manteniendo el equilibrio en los tacones y una leve sonrisa se dibujó en mis lábios...
Unos instantes frente a él, mientras su cuerpo se aproximaba al mío, tiritando más de miedo que de frío y un paso atrás deslizó mi cuerpo, subrealista situación cuando el cansancio se acumulaba tras horas de viaje sólo por verle... para saber que mis planes se trastocaban y que no iba a poder estar con él, que los compromisos de su vida me arrebataban la ilusión de unas horas a su lado... y aún así me vi dispuesta a esperar unas horas por poder tener la oportunidad de perderme entre sus brazos, más la razón me dijo que sugiriera la posibilidad pero la tildara de poco probable en el tono de mis palabras.... haciendo un comentario vago, sin apenas fuerza de la posibilidad de esperar a que terminara esos compromisos para verle...
Irónica situación, subrealista tal vez, tras horas esperándole y ahora estaba ahí, huyendo de su cuerpo, de su mirada, más sentí pánico cuando volví a ver esa mirada, la misma mirada que tenía el día que le conocí, cuando me alejé de su lado con la sensación de que quería besarme.... y mi espontaneidad hizo que hablara con fuerza, con la gracía que hace que mueva hasta los dedos de mis pies para expresarme y tornara la situación de otro color... que nos fueramos de allí, cambiando el rumbo de nuestros pasos hacia una situación diferente, allá donde nadie observara, donde la soledad fuera nuestra última compañera...
Me costó contenerme, allí, apoyada en la pared del ascensor, coqueta, sensual, con mirada de deseo... observando sus ojos, aquellos ojos que me volvieron loca una mañana inesperada de trabajo, que me pillaron desprevenida, sin fuerzas... no estaba preparada para volver a ver aquella luz... aquella mirada que tenía el día que le conocí, y hubiera saltado a sus brazos mas sentía miedo a un nuevo rechazo, a sentirme de nuevo abajo, hundida, sin fuerzas para levantarme.... hube de respirar hondo en varias ocasiones, el tiempo estaba parado, una enternidad en mi mente, observándole a escasos centimetros de mi cuerpo... y siempre me quedará la duda de su deseo... mas sé que los sentimientos no son los mismos...
Procuré mantener distancias en todo momento, intenté evitar la tentación... una gran batalla desatada en mi interior... y ahí estaba, en su casa, observando sus fotos, sóla en una habitación, sonriéndome con sus recuerdos... y mi mente confusa, con miedo.... más fueron unos minutos allí y volvimos al coche, embelesada observándole... no quiero imaginar la expresión de mi rostro, mas al despedirme de él me costó darle dos besos, me costó demasiado mantener la compostura y no rozar sus labios, no deshacerme entre sus brazos... y decirle que quería esperar, que quería estar ahí cuando hubiera terminado sus compromisos, que sabía que iban a ser unos instantes y que después dolería, pero duele igual y quería tener la dulzura de ese momento, perdida entre sus brazos mientras sus manos acariciaban mi cuerpo... moría de ganas por volver a vivir ese instante de felicidad, un sueño de unas horas, volando en el cielo y perdida entre las nubes, y después el suelo... mas no me importaba caer si podía tener esa felicidad unos instantes... pero el miedo me hizo ser cobarde, me hizo bajar del coche con la tensión del momento, la sonrisa ya borrada... y emprendí mi viaje de vuelta... entre sonriente y triste.... me traía de vuelta un regalo, pero mi sueño quedó atrás, cada vez más lejos por los kilómetros recorridos....

Unos segundos....

Comencé el día agitada, nerviosa, temblando... intenté calmar los nervios mientras desayunaba frente al ordenador, mas de nada sirvió esa enmienda, nada más cruzar la puerta del baño para entrar en la ducha se me anudó el estómago... nada de lo planeado me servía... ni siquera la ropa que había preparardo pulcramente la noche anterior para la ocasión... no sentía que con ella fuera a brillar con luz propia... a destacar ante los ojos de cualquera que osase cruzarse en mi camino durante esa jornada...
Temblorosa comencé a arreglarme, a dibujar mi rostro como si se tratase de la modelo de un anuncio, cuidé el maquillaje hasta el último milímetro sin perder la naturalidad que me caracteriza... unos retoques suaves y una sombra rosa pálido... intentando sacar de mi mirada ese brillo de inocencia que se mezcla con la seducción de mis ojos grandes... turbando durante el día a cualquiera que osara mirarlos...
No sabía ni siquera a que hora iba a poder verle, cuando se cruzarían mis ojos con los suyos así que adelanté mi hora de llegada al trabajo para poder disfrutar cada segundo, cada instante que pudiera disfrutar de su compañía... más de nada sirvió madrugar puesto que las horas de espera se hicieron interminables... ni siquiera hice pausa para comer por miedo a perder la oportunidad de verle aunque fuera en la distancia, de que mis labios rozaran sus mejillas con una sonrisa y la mirada tímida...
A media tarde, con los pies destrozados por los tacones y la desesperanza rodeando mi mente, cansada, agotada de comentarios lascivos y de miradas de deseo por parte de aquellos viajeros que pasaban por delante de mí... sonó el móvil y una sonrisa iluminó mi cara, destellos de luz en mis ojos al ver su nombre y la decepción del contenido de sus palabras... ¿no entendía aquella mente ciega que tan sólo un segundo para mí a su lado bastaba? ¿no podía comprender que aquellas palabras retumbaban en mi mente como una puñalada? mas no soy de las personas que se rinden y lucho... no me conformo con una batalla perdida y esta la tenía ganada... sabía que iba a verle aunque fuera un instante y cuando apareció con la cabeza gacha lo último que esperaba era ver mi mirada, sonriente al verle ante mis ojos, cargando la maleta como los cientos de viajeros que me rodeaban, pero este no era uno más... este era especial... era diferente, único para mí y se paró mi mundo, invisibles todas aquellas personas que corrian a mi alrededor...
Le acompañe en su tránsito tan solo unos segundos y esperaba volver a verle, más la realidad partió mi alma con la melodía de un mensaje diciendo que no volvería a verle, que se acabó mi tiempo a su lado por ese día y mi alma se partió en dos... borrandose la sonrisa de un plumazo, cargándose el brillo de mis ojos, ese brillo de alegría que cambió por el de las lágrimas que deseaban salir, mas debía contenerlas... debía retener ese dolor hasta estar en un lugar seguro, donde la flaqueza de mi alama no fuera visible al mundo...
Cuando me tumbé en el sofá, café en mano, las lágrimas comenzaron a brotar en mi cuan río desbordado pues el dolor de la realidad hacía eco en mi mente y me sentía ridicula, como una quinceañera que persigue a su amado, como una niña enamorada... mas no me importa lo que digan los demás si no lo que siento, mas no importa que la gente que me quiere diga que duele, porque duele y lo sé, mas no puedo evitarlo... no puedo evitar estar ahí, luchar por lo que quiero sin rendirme aunque las risas de sus compañeros fueran heridas de batalla, aunque su indiferncia me partiera el alma, me dejara herida y en el suelo... con ojos tristes.... no puedo por más que quiero... porque no se puede evitar sentir, no se puede aplicar la razón cuando una persona está locamente desquiciada.... cuando estás locamente enamorada.... y aunque esa persona te de tan poco, esas migajas te hagan sentir llena.... te hagan vibrar en cuerpo y alma....

Corazón y mente...

Dicen que el corazón y la mente se albergan en la misma parte del cerebro... pero el corazón navega libre por un mar de sentimientos, más aún siendo pobre como soy, tiene su bote propio en el cual navega a la deriva, perdido por las fauces del mundo, aturdido por la marea, confuso por el desconcierto, triste por la soledad....

Mi mente ha intentado controlar los sentimientos, seguir con la vida tras los dolores de un amor imposible, de ese amor que mata día a día apagando la luz de mis ojos, el brillo de la mirada que torna en lágrimas de desconsuelo... pero es imposible amar sin olvidar, es imposible amar cuando ya estás amando... y muy injusto dar las migajas de lo que te sobra, pues amar es compartir y no dar limosna... y de nada vale intentar querer y dar cariño cuando en la intimidad de tu mente, cuando te miras por dentro y la soledad es tu mejor amiga, cuando asomas a la ventana de tus adentros... cuando en ese momento es cuando ves que hay otra persona, que aún sin darte nada, hace que la vida por ella, que te sientas dispuesta a renunciar a todo, incluso a tu alma, vendiéndosela al mismísimo diablo por la felicidad de sentirte perdida en sus brazos, de que sean sus manos las que recorran tu cuerpo y hagan que gravites con los pies en el suelo, sintiendo las nubes rozando tu pecho...

Aquí, ahora, en la soledad de mi humilde morada es cuando miro en mi interior, cuando sueño sin palabras, mas no hay palabras para describir lo que siento, no hay palabras para el cuento de hadas que sueño despierta.... no se puede describir la felicidad que me aporta tan sólo un sueño... producto de la imaginación inmensa que alberga mi mente, mi corazón... mas si pronuncio palabra la realidad se torna gris, duele en mis adentros el saber que no está, que mi cama está vacía otra noche y no veré su sonrisa al despertar... se torna a negro, cuando caigo al suelo y no levanto, cuando me doy cuenta de que no va a estar.... chorretones en mis mejillas cuando me abofetea la razón, diciendo que soy invisible a sus ojos... que no ve todo lo que desearía que viera... más se que si me dieran la oportunidad, si tuviera la ocasión, me convertiría en la princesa del cuento... pero ni siquiera tengo billete para ese tren...

y ahora... ¿qué le digo yo al corazón? ¿qué le cuento a la razón? qué le puedo decir a mi ardiente alma si sólo puede elegir entre una fría cama o caricias frías, sin sentimiento.... si por más que me empeñe en sentir el calor de otras manos lo único que voy a sentir es un abismo entre lo que vivo y lo vivido....