miércoles, 16 de junio de 2010

Sentir el éxtasis del paraíso en el fuego el infierno


Estaba totalmente tranquila, agotada por el doble turno en el trabajo y mis piernas hinchadas, demasiadas horas después, demasiadas horas sobre los tacones altos, sintiéndome mujer bella, bella por dentro, bella por fuera... atractivo sobrenatural que observaba en los espejos, maquillaje de guerra cubriendo mi cara... y sobre la cama, con el rostro totalmente lavado y una pequeña capa de crema sobre él, mi cuerpo cansado y un libro entre las manos, mas allí, en medio de la noche con la única luz de una lamparilla alumbrando las hojas amarillentas de aquel libro viejo, de segunda mano, me invadió su recuerdo y sentí las ganas de homenajearme a mí misma...


Por más que intento olvidar su sonrisa me persigue, por más que intento ilusionarme con nuevos amantes, su imagen está ahí, en el fondo de mi mente, recordándome que no voy a poder disfrutar si no es entre sus manos... haciéndome sentir que son sus manos las únicas que me harán sentir los placeres del paraíso en el fuego del infierno...

A penas estaba húmeda, mas me apetecía sentir las fauces del sexo en mi cuerpo y comencé a jugar con mis dedos, empapados en saliva bajo el pantalón del pijama, noches frías que hacen que cubra mi cuerpo, pronto me invadieron las ansias de más, de sentir placeres extremos... y de la mesilla de noche tomé mi juguete favorito, ese vibrador rosa, suave, lo ungí en lubricante tras enfundarle un preservativo y comencé a jugar, ahí, tumbada boca arriba, penetrándome suavemente mientras sentía las ondas de la vibración, más el estimulador clitoriano y anal que tiene son de mayor disfrute cuando me coloco sobre él y me invadieron las ansias, así que retiré el pantalón del pijama y me coloqué de rodillas, apartando las mantas que cubrían mi cuerpo... estaba demasiado caliente para sentir el frío de la noche, la brisa fresca que se colaba por la ventana abierta...

Mis caderas subían y bajaban despacio, sintiendo los toques en mi clítoris que hacían que me invadieran pequeños cosquilleos por todo mi cuerpo y así, en esa masturbación dulce, tierna, de movimientos suaves me invadían las ansias y mis manos acariciaban mi pecho, estrujándolo sobre la camiseta, con gestos de placer y movimientos que hubieran excitado a cualquiera que osase observarme...

Con movimientos suaves intentaba prolongar el placer, mas son demasiados los meses sin sexo, es demasiado el tiempo sin sentir el sudor de otro cuerpo y acariciando mi pecho me abandoné al placer, sintiendo los orgasmos invadirme, uno tras otro, mas cada espasmo que invadía mi cuerpo me bloqueaba, no podía apagar la vibración incesante en mi clítoris que hacía que me invadiera un orgasmo tras otro... y allí, sobre la cama, dejé caer hacia delante mi cuerpo, extasiado, con las rodillas flexionadas y la cabeza sobre las sábanas, el culo en pompa... y a pesar de sentir la gloria de un incesante número de orgasmos seguidos, en mi mente sólo un pensamiento, el anhelo de que apareciera por detrás, con su amplia sonrisa, y mientras tomaba mis caderas con sus manos me penetrara sin pasión, que me envistiera con fuerza, movimientos desgarradores en mi interior y el placer mezclado con el dolor mientras sus manos me azotaran sin piedad, sonrosando mis glúteos morenos... mas en lo más profundo de mi alma siento que me reservo para el placer de sentir el éxtasis del paraíso en el fuego del infierno.... para volver a sentir la salvajedad de su sexo mezclada con mis sentimientos...