sábado, 17 de julio de 2010

No puedo llamarte amiga


No te puedo llamar amiga, no lo eres, no eres mi amiga...

No puedo llamar amistad a los momentos compartidos, a esas incesables jornadas de trabajo a mi lado, cuidando de mi cuando estaba enferma, viendo amanecer en los atascos de la gran ciudad, compartiendo la ardua tarea de darnos ánimos, de buscar las fuerzas en el interior para compartirlas mutuamente....

No puedo definir como amistad los momentos vividos juntas en los hospitales, esperas pacientes sin noticias, salud delicada, la tuya, la mía... angustia en el cuerpo de saber que la otra está enferma, sóla, tras la puerta y ahí esperando...

No se puede designar la amistad para hablar de los momentos compartidos entre el alcohol y las risas, las lágrimas y los abrazos, los sueños y los deseos, los proyectos compartidos y las horas de conversación....

No es amistad el pasar tantas horas juntas sin discutir jamás, sin levantarnos la voz, sin enfados...

No, no te puedo llamar amiga, más tu eres mi ángel de la guarda y yo el tuyo, tú eres quien me ha cuidado, quien ha escuchado mis llantos, mis angustias, mis ansiedades... tú eres la voz que apacigua mis miedos, la luz en los días oscuros, la caricia que espanta la soledad....

Puedo hablar sin propiedad y decir que tengo amigos, más se que tú eres la única incondicional, tropiece, me caiga, me levante, acierte o me equivoque, siempre estás ahí, siempre, estés cerca o lejos, siempre velando por mí, siempre en mis pensamientos, siempre en mi compañía... porque te fuiste lejos, lejos del paraíso que habíamos construido y me invadió el abandono, pero camino sola por la calle y siento tu compañía, pues sé que tus pensamientos llevan paso firme junto a los míos, que si te necesito he de llamarte, mas no me vas a fallar...

Y una lágrima rueda por mi mejilla, tranquila, no estoy triste, no te angusties por mi llanto, es la emoción de saber que te tengo lo que me hace sentir esta alegría, saber que tengo un ángel de la guarda, un ser pequeño, pero de corazón muy grande que vela por mis sueños, que se angustia con mi infelicidad...

Tú, mi pequeña, la que siempre cuido, a la que no soy capaz a decir con palabras lo que me provoca... contigo me siento muda, atada... pues es tan grande lo que provocas en mí, tan grande el amor que te tengo... y no son sentimientos desnudos, no son sentimientos que se van con el tiempo... más sé que haga lo que haga, que vuele o me quede en el suelo, siempre tengo tu consuelo, amor incondicional de la pequeña Laura, bondad absoluta en sus actos, esa gran madre que será el día de mañana, esa gran persona que coge mi mano cuando la necesito, que abraza mi cuerpo y me hace reír en el desconsuelo.... y contigo me quedo muda, contigo mis palabras se hacen pequeñas, no soy capaz de expresar todo lo que por ti siento... pero no puedo llamarte amiga, se me queda pequeño el concepto...

Entre lágrimas escribo estas palabras, entre lágrimas afloran los sentimientos, se me eriza el bello y siento basura lo que sale de dentro, porque sé que se queda pequeño, muy pequeño... como tu cuerpo... mas desearía escribir algo tan grande como tu corazón, pero no puedo... y lo siento, mas sólo puedo decir que te quiero.

Baños al abandono


Me dolían las piernas, las tenía hinchadas tras las horas en pie con tanto calor, cansancio abrumador en mis extremidades y cruzando el umbral de la casa, me deshice de los tacones, caminé lentamente hacia el baño, mirada extenuada frente al espejo y bajando la cremallera de mi vestido negro, lo dejé caer al suelo, apartándolo con un pequeño traspiés, junto al cubo de la ropa sucia, mis brazos abrazaron mi cuerpo para soltar el broche del sujetador, en medio de la espalda, liberación de mis pechos, liberación femenina al sentir que cesaba la opresión en mis senos redondos, observándolos frente al espejo como yacían libres, como su forma cambiaba en libertad...

Me aproximé a la bañera y tras poner el tapón, abrí el grifo dejando que se llenara de agua tibia, dulce sonido del agua cayendo sobre la cerámica, mientras, con paso lento acudí en busca de un cenicero al salón y tomé de mi bolso el tabaco y un mechero, aproximé el cigarrillo a la comisura de mis labios sin encenderlo y permanecí parada frente a la encimera de la cocina, respirando hondo, inmóvil, agotada... La garganta seca me condujo como si de un autómata se tratase a la nevera, botella de agua fresca en mis manos, camino de mi boca, frescor por dentro en el calor asfixiante de la casa... y prendí el aire acondicionado, mi cuerpo actuaba sin que mi mente pensara, eran movimientos mecánicos, estaba demasiado cansada como para pensar.... de fondo, el ruido del agua en la bañera que me aguardaba, y coloqué al lado de la mampara el paquete de tabaco, el mechero y el cenicero, en el suelo, la botella de agua fresca, introduje una mano en el agua y acto seguido prendí el cigarrillo frente al espejo, mis dedos pusieron música de fondo, sonido de gaitas en un folk celta, armonía de voces dulces, cantando en gallego... paz en la casa con la melodía sonando como eco...

De nuevo frente a la bañera, me deshice de las braguitas que cubrían mi cuerpo y me introduje dentro, tumbada, con las piernas estiradas bajo el agua, una almohada de plástico bajo el cuello y el agua tibia cubriendo mi cintura, llegando casi hasta el pecho, senos que flotan en la bañera cuando cierro los ojos y lleno de aire los pulmones, mente en blanco, no hay problemas en este momento, no hay sufrimiento, imaginación que viaja libre... mundo que se disipa...

No existe el tiempo, no hay nada a mi alrededor, sólo paz, agua y la música me hace viajar en el mundo de los sueños... tomo un bote de espuma de baño relajante y tonificante y vierto parte de su contenido sobre el agua, agitando con una mano, provocando que el aroma de la frambuesa invada la estancia, que me llene por dentro... desatiendo mi razón mientras otro cigarrillo en mis labios humea, relego el consciente al mundo de los sueños mientras las caladas llenan de humo mis pulmones y me abandono al completo....

Una mano bajo el agua acaricia mi pecho, resbala por mi cintura y tropieza con la humedad de mi sexo, recuerdos que provocan cuando siento las ansias de sentir las caricias y no las tengo, recuerdos que encienden cuando su sonrisa invade mi mente y los roces de mis manos me hacen volar hasta su cuerpo, suave tacto de su piel entre mis manos, las suyas recorriendo mi cuerpo, ahora no soy yo quien me acaricio, me abandono a su antojo y placer bajo el agua, y me recorre entera, acariciando mi pelo, cabeza muerta que se deja llevar sobre su mano, ojos cerrados y respiración entrecortada cuando sus dedos penetran mi cuerpo, fuerte gemido que hace eco entre las pareces del aseo y sigo sintiendo sus dedos, dulce placer que me enciende, que me hace gritar de nuevo, contraste de agresividad entre mis piernas con la dulzura de sus manos en mi pelo, contraste que me mata en un orgasmo demasiado placentero, y el agua sobre mi cuerpo, ya fría, mas ni siquiera la siento... estoy demasiado abandonada entre sus besos...