miércoles, 14 de julio de 2010

El cofre del tesoro que llevaba dentro


Me desperté temprano, con el sueño pegando las legañas en mis ojos, había trasnochado cuando mi consciente pedía dormir... días de fiesta que acumulaban cansancio en mi pequeño cuerpo, polvo era, y echa polvo me sentía... más no podía despegar mi cuerpo del ordenador cuando su imagen estaba frente a mí, su sonrisa por momentos y sus palabras eran mías... demasiada atracción en ese imán que son sus manos para mi cuerpo... y ahora el agotamiento, más no me importaba el largo día que se avecinaba ante mi cuerpo... una sonrisa me invadió aún tumbada en la cama, alegrando mis malos despertares mientras estiraba mi cuerpo sobre el jergón...

Puse a hacer café y me dirigí al baño con grandes ánimos... hoy ni siquiera me había provocado la cafetera vacía, no había revuelto mi mal humor, le respondí con una sonrisa mientras la ponía al fuego... pero una vez en el baño maldecí todos mis adentros, tormenta de sentimientos de rabia, rayos truenos y centellas en mi cuerpo al sentirme mujer por dentro, hilos de sangre que despertaron todo mi cabreo... rabia, rabia y más rabia por dentro... ¿por qué había vuelto?

En mis adentros, rabia, confusión, decepción e ilusión... orgasmo de sensaciones mientras tomaba ese café frente al ordenador... me esperaba una cita tras la jornada de trabajo mas en mis adentros sabía que debía ser sincera, no sé si en su cuerpo albergaba sentimientos o sólo el deseo del sexo frustrado en el baño... y entre dudas y consultas recogí la casa con energía, balleta en mano y fregando con arte, sin guantes ni delantales, y dentro de mí la sensación de que se cancelaría la cita si se lo decía, más mi conciencia no me permitía ocultar la verdad de mi cuerpo...

De camino al trabajo las palabras de mi amiga resultaban un consuelo cuando le procesaba el miedo a sentir, el miedo a acabar atándome a las manos de ese amante que me llena por dentro sólo con palabras, panacea del olvido que no logran otros cuerpos... y mentiría si dijera que aún no me invaden sus recuerdos, que no vivo pendiente de cada uno de sus movimientos... más no me domina la pena abrumadora cuando en la soledad aparece su imagen, no me conquistan las lágrimas mientras me abraza la nostalgia ni me asedia el impulso de salir corriendo hacia sus brazos, no siento la necesidad violenta de sentir sus palabras a cada momento... aunque le echo de menos... me mentiría a mí misma si no lo reconociera, pero su silencio y este íncubo hacen menos dolorosos sus recuerdos...

Respiro hondo y pienso, cigarrillo en mano cuando recuerdo sus palabras y de mí se apodera el súcubo que llevo dentro, si sus manos escribieron que en él no albergaba sentimientos hacia mi ser, hacia este ángel caído del cielo con mirada infernal, me lo demostraría con echos, pues empiezo a interpretar cada uno de sus movimientos con precisión cuando le observo y sé cuando oculta pensamientos, cuando sus fantasías se vuelven inconfesables o sus palabras son meditadas para que sus pasos sean de acero... y mis dedos teclean una maldición en un mensaje de doble filo, puedo sentir la decepción en el cuerpo o la satisfacción de saber que hay algo dentro de ese cuerpo, mas la respuesta es vaga y una pelota vuela hacia su tejado... la decisión es suya... tornando en mis labios una sonrisa al observar las letras que contemplo tras el sonido del teléfono... ¿si ese íncubo no alberga sentimientos por qué proponer una cita sin sexo?

Demonio de lengua de fuego se apodera de mi cuerpo, me vuelven a invadir los recuerdos en la sombra del día caluroso, horas de descanso en la jornada de trabajo y una lágrima asoma en mis ojos, irrumpe la rabia acometiendo con fuerza, me asedia el dolor del rechazo de nuevo, respiro hondo y siento que mi corazón palpita fuerte, busco consuelo en el interior de mi cuerpo y me proceso una caricia cálida en la mejilla, observo un extraño que me mira, sé lo que dibuja su mente con sólo mirarle a los ojos, está deseando arrancarme el vestido y poseer mi cuerpo, sin embargo, mi alma de mujer desea sentir los abrazos por dentro, mi alma de mujer anhela caricias cálidas que transmitan sentimientos... no quiero ser sólo un demonio de pasiones inconfesables, un juguete en el sexo... mas sé que puedo albergar el cariño que ahora mismo le proceso, pero necesito que la diosa Afrodita me dé tiempo....

Busco, rebusco, vuelvo a buscar y en el fondo de mí tropiezo con una cajita cerrada, un cofre guardado hace tiempo, lo abro y encuentro un gran tesoro... la esperanza, la había escondido ahí hacía tiempo, ni siquiera recordaba haberlo hecho, pero me invade la sonrisa al encontrarla, porque ahora me invaden de nuevo los sueños, sueños tangibles en mis manos, sueños tangibles en mi cuerpo... me invade la esperanza del olvido, me invade el verde de la esperanza de sentir, me invade el verde en el corazón al sentir que no soy sólo un súcubo de fantasías en la mente de un amante, de un amado... pues sus palabras son traicionadas por sus movimientos y mi miedo apaciguado al sentir esto... pues quizás olvide y vuelva a sentir un tropiezo, pero el dolor no será tan intenso y el cariño que siento vale más que el fuego de este súcubo de juegos en el sexo, de fantasías inconfesables cuando sus manos recorren mi pelo y me abandono entre sus dedos, sin sentir la lengua de fuego del deseo en ese momento, algo nuevo...