miércoles, 25 de agosto de 2010

Estrangulando el empequeñecimiento


Bajo el gabán de la soledad, sola conmigo misma, sola con mis pensamientos, sola con mi soledad y con los sueños bajo el jergón y la profundidad de la oscuridad en la soledad de los sueños, sueños rotos, sueños quebrados cuando me odio a mí misma y me miento, me miento cuando quiero morir por dentro y desaparecer del suelo, vapor de agua que emana de mi piel en el sudor del calor infernal cuando siento que el cantar de mi alma es un lamento y no me quiero, no me quiero cuando me siento pequeña ante el mundo que rodea mi cuerpo, y pretendo crecer con sueños, no me quiero cuando siento que me rompo como muñeca de porcelana, frágil que cae al suelo y disfrazo la debilidad de los sentimientos, disfrazo la debilidad y el llanto de mis ojos con sonrisas frente a otros semejantes, y me refugio en el sexo con caricias calladas para espantar los miedos, acaricio el cuerpo del cual no soy dueña, mas yo no creé ni uno de mis pelos... todo me fue regalado y siento que pierdo el aliento, mas no puedo perder algo de lo que no soy el dueño...

Observo mis manos y siento que sólo soy dueña de mis ilusiones y sueños, y en la desazón de la desilusión que me invade por dentro como un tsunami, que arranca los cimientos de ese mundo que creo en la huida de los problemas cuando me evado del mundo y me arrastro con las olas del mar y desaparezco, porque si me quedo muero por dentro, y huyo, huyo lejos cuando empequeñezco, maletas vacías, ni siquiera un sueño como muda para los sentimientos en el encierro que enloquece el cuerpo, y ese mundo que me invento me corrompe aún más por dentro cuando empequeñezco, haciendome aún más pequeña, diminuta en el sendero.

Observo de nuevo mis manos, y en el empequeñecimiento que me proceso, busco la balanza de los defectos y las virtudes que me enarbolan en la vida y me importa todo un pimiento, mas en cada paso de la vida que doy, uno es bueno y diez un desacierto cuando no acostumbro a sentir lo bueno y perdí la ilusión por valorar lo grande que encierra este cuerpo, pequeño de tamaño y grande en sentimientos y ahora que me destapo y observo en el interior, con la soledad como pelliza en este calor de infierno y rezumo todo las toxinas de los sentimientos, destilo los defectos para quedar limpia por dentro, me siento renovada, nueva, grande frente al empequeñecimiento que sentía hace un momento y con las tripas colgando, vísceras que salen del cuerpo abierto en canal en el análisis minucioso que le proceso.

Me observo de nuevo y siento la excitación, pero esta vez no son mis manos las que recorren el cuerpo, no es una excitación que humedezca el sexo, se humedecen los ojos por la estupidez que me invade cuando me empequeñezco en la sinrazón de no pensar que esto es lo que soy y que hasta aquí es hasta donde llego, en el atropello que cometo cuando masacro mis virtudes y estrangulo los sueños, pedacitos que reflejan partes de lo que un día fue, partes de lo que un día soñé ser... y sigo escarbando en el interior con mis manos ensangrentadas, sigo rebuscando con el pecho al descubierto, y mis manos tropiezan con el mayor de los orgasmos que puedo hallar cuando me exploro con la inquietud de descubrir cada recoveco, la renovación en un suspiro cuando siento que me reseteo y la oleada que me cubre el pecho eriza mi pelo...

Suspiro que me llena de aire por dentro cuando una bocanada de aire fresco me invade por dentro y observo de nuevo mis manos, dedos pequeños, uñas planas, no son bonitas, jamás harían de modelo, pero las quiero porque por dentro tienen el son de la música de los dedos cuando tecleo y su virtud es sacar de dentro la belleza de mis sentimientos... y las quiero, las quiero porque me llenan de sensaciones, me hacen sentir la belleza de las pequeñas cosas de la vida, me hacen vomitar los sentimientos que me pudren por dentro y sacan el lodazal del alma, dejándola tibia y cristalina, apetecible para sumergirse dentro y bucear en la inmensidad de lo que tiene ahí encerrado y ahora que observo mis manos, siento que me reseteo y comienzo a vivir de nuevo con los pies en el suelo mientras mis manos ahora sí acarician el cuerpo, pero este orgasmo jamás será equiparable al de la renovación de los sentimientos, y mientras me acaricio el pecho, siento más ligero el cuerpo cuando me libero del peso de los defectos y me matan los sueños que destrozo cuando me levanto del suelo... cierro los ojos y me reseteo, comienzo de nuevo y me dispongo hasta a cambiar la caverna que rodea mi cuerpo, porque hoy renazco de nuevo... hoy que me abrí en canal maté la fiera que llevaba dentro y camino firme hacia la ilusión, hacia ese mundo en el que mis palabras no sean un lamento del empequeñecimiento que me invade por dentro....