martes, 25 de mayo de 2010

Angel caído en el suelo


Tumbada en la cama, bajo la oscuridad de la noche, una extraña sensación invadió mi cuerpo y sentí un escalofrío... era como si me observaran, como si alguien más acompañara la soledad de la noche y el frío de las sábanas era aún más frío, me invadió un miedo prácticamente irracional y, a pesar del calor, me acurruqué bajo las mantas...

En la penumbra pude observar una luz, el reflejo en la pared de aquella luz que se colaba por mi ventana, una luz intensa que me iluminó por dentro y permanecí inmóvil, pensativa, observando en mi mente el camino andado hasta llegar aquí, pensando en cómo había sido capaz de amar tanto, cómo era capaz de dar hasta mi vida, de enfermar por amor, cuando no había recibido tan poco, cuando los rechazos eran los reyes de la fiesta y en el baile siempre había estado sentada, en un rincón, invisible....

Seguí pensando ahí, tirada en la cama, con un cigarro en la mano y mi cuerpo medio sentado, sin poder dormir... y la luz volvió a encenderse, volví a ver esa especie de tunel que me invitaba a pasar, que me invitaba a viajar al fondo de mis pensamientos, y me prengunté en qué momento, yo, Lilith, había dejado de ser yo, para convertirme en ese espectro... en qué momento mis sonrisas se volvieron fingidas, las gracias forzadas, la vida una rutina y me abandonó el deseo....

Al fondo de la luz pude divisar una sombra, un espectro, la ví allí, inmóvil, tendiéndome la mano, susurrando en mi cerebro, era ella, mi amiga Lucifer, ese angel negro, libre, caprichoso y consentido, esa compañera de andaduras en la huída del sometimiento... y ahí estaba yo, sometida a los caprichos de los sentimientos, encarcelada en los recuerdos, infeliz por no tener lo que quiero...

Su voz sonó a lo lejos, me llamaba mientras tendía su mano... me pidió que la acompañara, sólo una noche, un trato y un intento... sus palabras eran las de una amiga y no las de un ángel del infierno... me pidó una promesa, la promesa de vivir, de seguir mi camino y procurar el olvido, me pidió intentar aliviar mi sufrimiento, volver a intentar sentir el deseo... más sabía que el olvido es complicado, que los recuerdos se agolpan en el pecho, y sólo podía pedirme el intento, pues las dos somos ángeles del infierno... ella, niña consentida de Satan, yo, libre como el viento, sin someterme al cielo ni al infierno...

Y huyo de un paraíso que no es el mío, huyo del sometimiento de Adan por sentirme libre, por sentirme igual, y corro a unos brazos que me encarcelan y me vuelven marioneta de los deseos, en la huida del cielo caí en la trampa de su cuerpo, más ahora mi dios es carnal, débil como yo, pero cruel con mis sentimientos... y el dios que me somete me hace sentir libre entre sus brazos, más es un infierno no tener sus besos...

Permanezco callada, en silencio, una bocanada de aire y un cigarrillo entre los dedos, y pienso, se derrama una lágrima por haber caído en este encierro, en el castigo que se me procesa por querer ser libre, por navegar como barco a la deriva en el océano y me prometo a mí misma, le prometo a Lucifer que voy a intentar salir de este lamento, que voy a volver a surcar los caminos del deseo, de la libertad de volar como ave libre en el viento...
Y lo confieso, no quiero verle, no quiero sus palabras más muero porque me busque, muero por rozar su cuerpo, pero en esta andadura en la que me encuentro, con las alas mojadas, debo sacudir el rocío que las empapa, secar las lágrimas al viento y volar, volar libre y sin lamento, levantar el cuerpo del suelo y que me vea lejos, en el cielo, ese cielo de placer y deseos, más debo volver a ser la bruja que se coló en sus deseos, debo recuperar la vida que perdí abandonándome a los sentimientos... pues la bruja era la que conquistaba hombres, deseos y sueños....
Tiendo mi mano a Lucifer, levanto la vista y le pido que me lleve con el viento, que no me suelte en este vuelo, que necestito del infierno cuando Dios me arrastre al cielo... ya no quiero ser un ángel caído en el suelo...