lunes, 2 de agosto de 2010

La virginidad del súcubo



Se va y no vuelve, se escapa el tiempo ante nuestros ojos y no regresa jamás, sólo tenemos una vida, no hay base para compararla con otra, solo tenemos el privilegio de experimentar una vida... sólo una, única, irrepetible.

Y en este ensayo que es mi vida, siento la pureza en los pensamientos con la mente nublada por las confusiones y lo absurdo en la razón pues no se puede añorar algo que no se ha tenido, sin embargo, lo anhelo como un sueño, como una ilusión, y en el desatino de mis pensamientos se clava como lanza que doblega los sentimientos, al súcubo no lo encuentro y me pierdo, me pierdo en el boceto que marca mi destino en la andadura de vivir, caminando con paso lento hacia el sepulcro que marcará el fín de los días en que escribía mi historia...

Busco, rebusco y vuelvo a buscar, diablillo de carne y hueso que no aparece, incongurencias del pensamiento pues ese bichillo me provocaba las lágrimas en el suelo y ahora siento las sonrisas coronando mi cuerpo, guinda de un pastel que se come a besos y no comprendo la necedad que invade el cerebro cuando no era capaz de saciar mi cuerpo con sexo y ahora me siento empachada sólo con sus besos.

Cobaya de experiencias, así me siento, víctima en el laboratorio del destino, molécula en una probeta, juguete del cielo... mas no siento el súcubo que llevo dentro ante este espectro de alas abiertas y la osbtinación de un cuerpo, perdida en la porfía de conseguir sus besos, de sentirme dueña de sus pensamientos más secretos cuando en las pasiones más inconfesables siento que perdí la batalla de la voluntad y me rindo ante sus ojos cuando saboreo el presente de despertar y nada más abrir los ojos, observarlos ante los míos, legañosos pero bellos, invadiendo de esperanza el despertar con el verde de la mirada que contemplo, que anhelo si no lo veo.

No soy capaz de interpretar todo lo que se desata en mi cuerpo, orgasmo de sentimientos que me endulzan por dentro cuando le siento, cuando se despierta una sonrisa con un sólo recuerdo, un pensamiento o un anhelo, cuando sólo con evocarlo en mi mente me elevo del suelo al mundo de los sueños y la incertidumbre despierta la angustia, cuando me corrompe por dentro el miedo a lo incierto, a subir en un tren que descarrile y lastime mi cuerpo, demasiadas magulladuras como para no sentir miedo, sin embargo, no puedo por menos que sentir el deseo de salir corriendo en busca de sus besos, no me paraliza el miedo cuando me adentro en el oscuro sendero, sigo escribiendo el libro de mi vida y espanto los fantasmas del alma cuando cierro los ojos y me disipo del cuerpo sintiendo sus caricias en mi espalda más no puede haber maldad en los dedos que recorren mi cuerpo con la ternura que yo siento por dentro, adrenalina que me hace correr el riesgo de apostar en el juego sin apelar a la honestidad de mi contrincante, sin mirar si las cartas están marcadas, pero no puedo abandonar una partida cuando en mi mano brilla el as de corazones.

Bipolaridad en mi cuerpo cuando observo mi mano, lentamente dibujar en el aire con los dedos, algo abstracto, eso es lo que siento, simbiosis de anhelos cuando me invade el deseo de sentir sus besos, cuando la distancia que separa nuestros cuerpos se me antoja insalvable y percibo en el cuerpo la necesidad de salir corriendo a su encuentro, sólo para decirle que me apetecía verlo, y esa sensación me turba en el tiempo cuando mi mano roza su compañera y como una virgen del cielo, aguardo dulce el momento de entregarle todo mi cuerpo, de ofrecerle la posibilidad de domesticar el súcubo salvaje que asoma los cuernos y me hace evaporarme en los pensamientos más inconfesos.

Ebullición en mi cuerpo cuando asoma los cuernos y me invade el olor de su cuerpo como llamada salvaje a mis instintos, al deseo de recorrer su cuerpo con mis labios, de sorber la sangre de su cuello mientras resbala por las mieles que llevo dentro, mientras entre gemidos me vuelvo sumisa a la voluntad de sus deseos, más ya me siento marioneta en el juego, doblegada en este experimento.

Respiro hondo y el serrín de mi mente arde en fuego con su mano enredando mi pelo mientras su melliza acaricia mi pecho desnudo, labios dulces que buscan los míos, tumbada sobre su cuerpo, los ojos abiertos con mirada ausente, perdida entre el deseo y los sentimientos que conquistan mi cuerpo y su mano resbala por mi cintura, colándose suavemente bajo las bragas para rozar las mieles que llevo dentro mientras ya no soy yo, aparece el súcubo que llevo dentro, encongiendo el cuerpo, mutación imperceptible pero palpable en el rugido de la fiera que sale de mi garganta cuando siento sus dedos dentro y las uñas rozan su espalda, garras de la felicidad que me acecha sonriente mientras siento el olor de su cuerpo y el mío desprende aromas de fiera salvaje, indomable pero sumisa ante sus deseos... circo de la vida que me lleva hasta el sueño de su cuerpo pegado al mío, como niña desamparada, y me siento de nuevo virgen en este experimento cuando mis ojos brillan ante los suyos mientras entre besos me posee al completo, y en el abandono del cuerpo, con sus caderas embistiendo las mías y el sudor resbaladizo en la piel se me escapan las sonrisas y mis ojos hablan, muestran todo un texto para quien quiera leerlo y en mi mente el afán de poseer sus pensamientos cuando no puedo contener al súcubo y me rindo en un orgasmo que me mata al completo, pues esta vez no es sólo sexo, orgasmo de sensaciones en todo el cuerpo que provoca una explosión agotadora, mi cuerpo se rinde ante la onda expansiva que lo asola... me siento virgen ante todo esto, pero no puedo dejar de desear su cuerpo, extraña sensación que me invade por dentro cuando también deseo ser la musa de sus sentimientos y virgen cierro los ojos de nuevo, me abandono a los sueños en este juego, no me importa si las cartas están marcadas cuando sus manos provocan el mismo cielo en mi cuerpo y me acaricio a mí misma con los ojos cerrados, imaginando sus manos que recorren mi cuerpo, caricias cálidas que me humedecen de nuevo, abandonada a la corriente que arrastra mi cuerpo, ángel que recorre el cielo donde le lleve el viento, pero el súcubo travieso está dentro, aunque con sólo el deseo de su cuerpo...