jueves, 3 de junio de 2010

Sucubo de las fantasías....


Me desperté triste y necesitaba sentirme más guapa que nunca para levantar mi moral así que procedí a hacer un ritual de belleza, tenía tiempo, ungí mi cara en arcilla para hacer mi piel más suave, mientras la arcilla se secaba, tomé un pintauñas y una lima y coloree las uñas de mis pies, recorté las uñas de mis manos y las limé, estaban ya demasiado estropeadas para llevarlas largas... demasiado tiempo sin cuidarlas...

Me fuí al baño, descalza con el esmalte aún húmedo en las uñas de mis pies y tomé unas pinzas de depilar para perfilar mis cejas frente al espejo, para buscar la perfección en mi rostro... quité el kimono que cubría mi cuerpo desnudo y me metí en la ducha después de comprobar que la temperatura del agua era tibia... sentía la arcilla deshacerse y resbalar por mi rostro, pisaba barro y agua dentro de la bañera, chorros de tierra resbalando por todo mi cuerpo mientras enjabonaba mi pelo con esmero, y el agua resbalando por mi pecho, dulce placer sentir el agua recorrer la piel desnuda...

Coloqué la mascarilla en mi pelo y con la piel húmeda me dí un baño de aceite de aloe vera para suavizar la piel con un pequeño masaje, observando el aceite en mi cuerpo, brillante, con un tono dorado y las gotas de agua esparcidas sobre la piel, mientras mis manos siguen extendiendo el aceite por todos los rincones de mi cuerpo... piel suave recién depilada y me vuelvo a sumergir bajo el agua, aclarando la mascarilla que había aplicado con sumo cuidado anteriormente... no sé cuanto tiempo permanecí bajo el agua, pero me sentía bien, sentía que por el sumidero se colaba todo mi malestar, todas esas malas sensaciones se las iba llevando el agua y permanecía ahí, sintiendo el agua caer por mi pelo y resbalar sobre el aceite que absorvía mi cuerpo...

Salí de la ducha y una diminuta toalla cubrió mi cuerpo, chorreando agua en la alfombrilla mientras enroscaba otra toalla en el pelo, completamente mojado... deslicé la alfombrilla frente al espejo y me froté los dientes con rabia mientras me observaba al espejo.

Abrí el cajón de la lencería y elegí unas braguitas negras, realzando las curvas de mis gluteos redondos, tomé el reafirmante de sentos y lo apliqué masajeando el pecho, haciendo pequeños círculos como indicaba el envase, sintiéndo como poco a poco se estiraba la piel de estos y se mantenían más firmes... me observé en el espejo mientras me ponía un sujetador negro, realzando el pecho y colocando mis senos dentro de él, pronunciando bien el escote dentro del sujetador apretado...

Sequé mi pelo con el secador mientras las tenacillas se calentaban en el enchufe y recogí la mitad del pelo tras la oreja, en un medio moño invisible, dejando la mitad de mi rostro al descubierto y la otra mitad suelto, salvaje, con rizos que preparé suavemente con las tenacillas... tirabuzones que me daban un aspecto más salvaje...

Todavía delante del espejo, aparté el pelo de mi cara y apliqué un antiojeras, debía tapar la falta de sueño y, una base de maquillaje muy natural, cubriendo imperfecciones pero prácticamente invisible... abrí los cajones y elegí una sombra gris oscura, casi negra, aplicándola con un pincel fino, poco más que la raya del ojo de ese color, un gris más claro para la siguiente capa, con un pincel un poco más ancho, y un blanco marfil, brillante en el exterior, iluminando mi mirada, destellos de plata que hacían mis ojos aún más profundos... esa mirada que parece desnudar se resaltaba frente al espejo... puse una raya negra sobre el párpado, fina, profunda y otra en la parte inferior del ojo, rimel por toneladas cuidadosamente aplicado y observé mis ojos frente al espejo, demasiada sombra, demasiado demonio en los ojos, con las yemas de los dedos borré un poco las sombras y las entremezcle, borrando las líneas de cada color, mezclándolos suavemente, y volví a mirarme, ahora sí parecía que pudiera ver dentro de las personas que me rodean, ahora sí tenia los ojos de succubo....

Delante del armario la decisión era complicada, no sabía qué elegir, demasada ropa para escoger sólo un vestido..., demasiada ropa para elegir sólo un conjunto que me hiciera ser la diva del día... rebusqué entre todas mis prendas y me decanté por un vestido corto, ajustado a las caderas, hombros y espalda al descubierto... estampados negros y blancos que hacían deleite de mi figura, mostrando mis piernas delgadas que se realzaron cuando las subí sobre los tacones de aguja negros, sólo una tira frente a los dedos, otra tira fina sujetando el tobillo mas su función era inútil porque el alto tacón hacía que se deslizaran mis pies sobre la suela de estos, más me sentía atractiva y valdría la pena el sufrimiento, necesitaba sentirme más guapa que nunca... necesitaba sentir que se volvían las miradas a mi paso por la calle...

Volví frente al espejo y perfilé mis labios con un granate en una línea perfecta por el borde de mis carnosos labios, encima, pintalabios del mismo color, labios resaltados, más un poco de brillo encima los haría más apetecibles, como si de la manzana del pecado se tratasen, labios de deseo y colorete rosado, en una dosis mínima, prácticamente imperceptible a la mirada pero cumpliendo su función...

Me dirigí al joyero y tomé unos pendientes grandes, largos pero muy sutiles, que a pesar de su tamaño pasaban inadvertidos bajo el pelo, una pulsera de acero en mi mano, brillando sobre mi piel morena, ungida en aceite y un simple anillo... tomé unas gafas de sol adornadas con strass de patillas llamativas pero muy discretas por el frente y tras aplicar unas gotas de perfume provocador y sensual tomé el bolso y las llaves de encima de la mesa, ni siquiera revisé su contenido...

Salí a la calle y noté que los vecinos me miraban, que salían a observar la mujer que tenían plantada delante, demonio de fuego interior sobre tacones y un tempano de hielo en el corazón.... dolido, roto, mas hoy no quiero sentir....

Cogí el coche y sin pensarlo me dirigí a la estación de tren, quería sentirme observada y en la carretera no lo iba a conseguir, ahí, hundida en el asiento del conductor bajo el volante nadie observaría mis piernas... así que aparqué frente a la estación y cogí el tren, era un largo paseo en transporte público, pero notaría las miradas clavadas en mí, observándolas tras las gafas oscuras...

Una vez en el andén me puse los cascos y me senté escuchando música, subí al tren y permanecí inmóvil, sentada de piernas cruzadas mientras mis dedos jugaban con el teléfono... hacía mucho calor así que saqué el abanico y me dí aire, revolviendo mi pelo mientras notaba que hasta los hombres que iban acompañados me miraban... observaban con ojos de deseo mientras yo cumplía mi papel de sucubo y me colaba en sus fantasías...

Tras un largo viaje, llegué a mi destino, allí había quedado, llegaba demasiado pronto así que me senté en el fondo de un bar, con un café delante y un cigarrillo entre las manos leí la prensa mientras aguardaba, mas de poco interés me resultaba lo sucedido en el mundo así que saqué una libreta con páginas en blanco que suelo llevar en el bolso y me puse a escribir, miradas observándome como si hiciera la lista de la compra, mas esa es la libreta de mis fantasías secretas, de mis anhelos más ocultos, ni siquiera aquí me atrevo a mostrarlos... ni siquiera bajo un pseudónimo me siento a salvo de esas aberraciones ocultas... y mi mano se deslizaba a la velocidad de la luz sobre el papel, dejando resbalar tinta líquida....

Sonó mi teléfono y contesté despacio, había llegado, le indiqué en donde me encontraba y le recibí con una sonrisa y dos besos, permanecimos ahí, con dos jarras de cerveza fría sobre la mesa, hablando y riendo más mis ojos se perdían en los suyos y mi subconsciente me traicionaba... los deseos de fuego y caricias se apoderaban de mí por momentos y las cervezas ralentizaban mi cerebro....

¡Quieta Lilith! hoy prometiste ser sólo diablo de los deseos... prometiste comportarte como humana, te miraste al espejo y prometiste ser mujer real, objeto del deseo pero sólo en sueños... te dijiste a tí misma que serías fuego y hielo, mas no puedes buscar el cariño si regalas sexo por cuatro caricias.... Lilith, piensa... sé fría... ¡no te dejes llevar!

Respiré hondo y conté hasta diez, debía resistirme al deseo de sentir las caricias más lo que anhelo es la compañía más que el sexo... me he acostumbrado ya a los placeres solitarios, a esas caricias que me hago en la cama, cuando nadie mira, a esas caricias en soledad que me encienden con los recuerdos y los anhelos.... mas quiero olvidar ese amor que me abrasa por dentro y sentir los abrazos en la noche, sentir caricias mientras duermo o en la cocina, sentir las palabras de aliento en días de soledad y las risas a la hora de comer, mas las penas son mas dulces si el postre de la comida es compartido y si ahora me he vuelto humana, quiero sentir el cariño como una mujer de verdad, no como un demonio de fantasías y sexo sólamente.... no puedo seguir regalando sexo para recibir las migajas de un cariño fingido, no me siento con fuerzas para seguir siendo ese demonio solitario del deseo a ratitos....

Continuó la noche entre risas y alcohol, mi mente cada vez más nublada mas me mantenía en mi sitio y procuraba provocar con la mirada, mas mis labios se hacían escurredizos... un beso y estaba perdida, un beso y se encendería la mecha del polvorín que llevo dentro... mas conseguí mi propósito hasta el momento en que sonó el despertador y permanecí tumbada sobre la cama... ¿era un sueño o un presagio? quizás un indicio de que algo debe cambiar en mi vida ahora que me he vuelto mujer... ahora que me he vuelto humana...

Y ahora que estoy despierta, ahora que estoy desnuda sobre la cama, sin miradas, sóla, acompañada por mis pensamientos, por la nostalgia y la soledad, por las lágrimas en los ojos me pregunto ¿por qué no puedo ser yo misma y querida? ¿por qué cada noche estos sueños que me ahogan en llanto? y permanezco ahí tumbada, meditando y sé que por más que sueñe, los pedacitos que se rompieron siguien sufriendo y no puedo querer, no puedo dejar que las caricias vuelvan a desnudar mi alma... por más que quiero, no puedo, me paraliza el miedo.... y permanezco ahí, guardada tras las máscaras que dominan mi vida, escondida, siendo deleite de fantasías, angel de sonrisas y demonio en soledad... con el corazón echo pedazos, guardado en una cajita bajo la almohada, queriendo recomponerlo pero sin fuerzas para hacer ese puzle, con miedo a que se deshaga de nuevo.... demasiado miedo cuando las heridas han sido tan profundas... demasiado miedo cuando duelen las cicatrices del alma.... y permanezco ahí, tumbada sobre la cama, completamente desnuda, con los pezones erizados por el frío de la mañana, pensando en si alguien me observara, sintiendo la excitación de esas miradas inexistentes... siendo sucubo de fantasías....