jueves, 4 de noviembre de 2010

Paradojas de la bipolaridad


Blindaje de una tristeza en la mirada perdida que es la mayor bandera de mi vida en estos días nublados, gotas de lluvia en las ventanas, agua dulce que moja mi cuerpo y se me riza la larga melena sobre los hombros… ¿para qué peinar mis largos cabellos con estos tiempos? Grandes ondas que dan un toque sensual al cabello oscuro, invadiendo mi cara con la raya al lado y, esas sombras inapreciables sobre el maquillaje, divina, divina subida en los tacones con mi vestido negro, colores oscuros que visten mi piel, manga larga que cubre mi cuerpo y se ciñe en la cintura, muslos al descubierto y el cuidado en los movimientos cuando al levantar los brazos se muestran los encantos que esconde el algodón del género de mi vestidura, rematada por las botas altas y el tacón de aguja que realzan mi cuerpo, sumando centímetros a mi estatura, marcando las curvas del súcubo que llevo en el cuerpo.

Mirada perdida y ahí, rodeada, acompañada y abstraída en mis pensamientos, absorción de un mundo sin remedio, tan cerca, tan lejos…. Muecas de sonrisas fingidas ante las miradas inquisitorias de la compañía, mas no puedo revelar lo que me carcome por dentro cuando me abduzco en mi mundo pequeño, presente y ausente, perdida en los sueños.

Dulce movimiento de caderas cuando los ojos me observan, me dejo llevar, me pierdo, siento la droga de la música en mis venas y mis piernas se mueven solas, no hay movimiento programado, no hay baile de escuela, solo yo, mi cuerpo y la música que me corre por las venas, que alimenta cada movimiento del esqueleto y el son en mis piernas…. Perdida, sumergida bajo las fauces de la música sin sentir el dolor de los pies que calzan altos tacones y… mis ojos tropiezan con su mirada, mirada de deseo que no me despierta nada, también la de él, que tampoco desata mis bajos instintos…. ¿qué me pasa? ¿dónde está la bestia que llevo dentro y que jamás saciaba su sed con cuerpos?

Mis ojos tropiezan de nuevo con varias miradas, miradas que repasan cada curva de mi cuero, me tropiezo con unos y con otros, sonrisa invisible que no deja que vean lo que siento por dentro y, sin pensarlo, se me escapa una sonrisa al ver ese cuerpo, torso musculado y rasgos marcados, arranca una sonrisa en mis belfos y sigo en mi pequeño mundo, de nada vale el coqueteo que deja entrever la posibilidad de algo más cuando no soy dueña de mis deseos… miento, soy dueña de ellos, pero algo dentro de mí provoca la contención de estos, no quiero sentir la culpa y el remordimiento por perderme bajo un cuerpo que no provocará la sazón que me carcome por dentro.

Insignificante entre la muchedumbre, así me siento, un sorbo de alcohol con ansias y la reflexión de que el sentimiento de angustia en el cuerpo provoca las ansias de la ingesta, y bebo de nuevo, caladas a un cigarro que no calma las ansias de este cuerpo y la insoportable angustia que visten los anhelos, perdida en los sueños cuando malgasto el tiempo y a mi alrededor las carcajadas sonoras no hacen ni eco en el cerebro.

Se acerca a mí con una sonrisa y se dibuja la mía sin pretenderlo, palabras vanas que hacen transcurrir el tiempo cuando sigo perdida en un mundo de deseos y me contengo, por primera vez, siento miedo, parálisis que provoca el pánico al rechazo, parálisis en el cerebro cuando pienso que decir; yo, que siempre hablo y luego pienso, por primera vez, pienso y luego hablo, mido cada palabra que se pierde con el viento y la angustia se apodera de mi estómago, bebo, bebo de nuevo con ansia, inevitable proporción en la ingesta de alcohol.

Desaparezco y en el fondo de mi ser lo agradezco, el pánico de no controlar lo que sucede a mi alrededor, de no ser dueña de los acontecimientos me carcome por dentro y me pierdo de nuevo en los pensamientos, me pierdo de nuevo en los sueños.

Sonrisa fingida a las lágrimas del día cuando me apoyo en la ventana y la lluvia evoca la melancolía, otoño lluvioso, frío en los huesos al despertar y apoyada en la ventana derramo una lágrima sintiéndome pequeña, rastrojo de mí misma cuando no soy capaz de ser lo que fui algún día… y aunque quiero reírme, siento lástima de mí misma, dominante dominada, perdida…

Seco mi lágrima mojando la manga del pijama, desgarbada, sin sentido, mujer sin caprichos, bocanada de aire mezclada con el humo del tabaco en la primera hora del día, condenada a ser amante, despojada de los sentimientos que anhelan el cuerpo cuando deseo ser musa de sus pensamientos y sé que solo puedo poseer su cuerpo, que en sus deseos se pierden otros pechos y me pregunto a mí misma que me falta, que no tengo para ser la musa de todos sus sueños, mas sé que no hay respuesta a los rompecabezas que crea por capricho Afrodita.

Abstraída, perdida en los pensamientos, incapaz de abandonar el ensimismamiento al observar la lluvia por la ventana, melancolía otoñal en días de frío, oscuros, mojados…. Y mojados están mis ojos al sentir los sorbos de la cafeína que no hace reaccionar los pensamientos, no despierta el orgullo en esta mañana en la que deseo salir corriendo, hacer desaparecer también el cuerpo de este mundo de perros, mientras, pasa el tiempo sin consciencia de ello, ahí, parada con la taza en la mano, mi cuerpo apoyado en la ventana observando el movimiento del parque, movimiento que pasa inadvertido hasta que siento los maullidos que me reclaman, súplica de caricias que me hace volver de mi destierro voluntario.

Me siento en el sofá con la gata en brazos, sigo perdida en el mundo de mis sueños, abstraída en los pensamientos mientras propicio caricias que se me agradecen con ronroneos y dentro de la perdición de mi cuerpo, vuelvo al mundo real con la melodía folclórica que atiza en el teléfono…. Vuelvo y me voy de nuevo, incapaz de permanecer en este día nublado con los pies en el suelo, melancolía de un súcubo que vuela con las alas mojadas, a ras de suelo.

Transcurrir del tiempo sin conocimiento, perdida, sumida en los pensamientos cuando me pierdo en la cuenca de sus ojos, le observo y me contengo, freno los anhelos ante el miedo y me pierdo, me pierdo de nuevo en cada curva que dibuja su cuerpo y por banda sonora su voz grave. Embelesos en mi mirada poblados de silencios en los que la imaginación humedece mis bragas cuando evoco el olor de esa piel que ya no tengo, sus manos despojando los tejidos que visten la piel, caricias que exasperan los deseos y se desata la fiera entre los besos dulces bajo las manos pacientes que acarician un pecho y se escurren bajo la falda, hurgando bajo las bragas blancas que elegí con sumo cuidado para no ser contempladas por su mirada, y la yema de los dedos que resbala por mis belfos, ríos de mi cuerpo que delatan los más infames deseos. Deshonra de mi madre si me viera en estas guisas y el orgullo de mi cuerpo al sentir volar al súcubo que asoma los cuernos y se apodera del cuerpo cuando menos lo espero, primero un dedo, luego un poco más y me encojo, me retuerzo, sobre la colcha de la cama cuando la gula de sus besos y el ansia se apoderan de la poca racionalidad que me quedaba dentro, loca, desatada…

Mis labios resbalan por su abdomen y la inevitable sensación de verle retorcerse bajo mi cuerpo, juegos de una boca que provoca con la mirada, rostro candoroso adornado con dos coletas y la lujuria en la mirada mientras le observo, me mira y de nuevo el techo pero sus manos no descuidan un recoveco de mi cuerpo, gemidos de mi garganta que me paran en mi empeño y trepo sobre su figura, juego del que me abstengo cuando quiero prolongar el deseo de sentirle dentro, pero no puedo, un gemido en mi garganta y se me cierran los ojos ante el esplendor de sentirle dentro, el roce de cada movimiento provoca la magnificencia del demonio que se apodera de mi cuerpo.

Ya no soy yo, nada queda de mí en la psicosis del mayor de los placeres del cuerpo, dulce locura que no deja parar a mi cintura y busco y rebusco el orgasmo que me lleve a clamar al dios en el que no creo, escepticismo religioso y ahora la fe ciega en las manos que me cogen el pelo, que rozan mi pecho…. Deidad de carne y hueso a la que me doblego siendo presa de mis instintos, arrodillada sobre sus caderas, castigando el cuerpo en el sacrificio y la humillación de la desnudez del cuerpo, gloria de los deseos y no me importa la moral ni lo políticamente correcto cuando dejo resbalar mis dedos y acaricio las mieles que emanan del cuerpo, movimientos incesantes de las caderas que provocan un río sobre su cuerpo mientras tiemblo, moral equívoca cuando el pecado que me venden resulta ser la mayor de las glorias para el súcubo que se apodera de mi cuerpo y con la bestia tranquila, sosegada, me dejo caer sobre su pecho, caricias en mi pelo y sus dedos resbalando por mi espalda, me hace enardecer de nuevo…. Fiera que no duerme si es sobre su cuerpo….

Incomprensibles caprichos de Afrodita que me lleva a los extremos, bipolaridad de una vida en la que me abstraigo y me pierdo, éxtasis de caricias y las lágrimas de la nostalgia de sólo poder provocar los orgasmos del cuerpo cuando se me escapa entre los dedos y la incapacidad de mi voluntad al irresistible desdén de sus sentimientos cuando sé que mañana seré humana de nuevo, ríos de lágrimas en las mejillas que hoy descansan con una sonrisa sobre la piel desnuda de su cuerpo, incomprensibles caprichos de Afrodita que me priva de la voluntad y me hace abstracta y leve, pequeña e insignificante ante los sentimientos que dominan mi cuerpo, paradojas de la fugacidad del ser, caprichos de esa diosa del deseo que a veces nos dota de lo incomprensible de los sentimientos y nos hace perdernos en el mundo de Morfeo, privados de voluntad y nos dejamos llevar por las flechas, lanzas de los dioses que nos llevan donde sople el viento….