martes, 10 de agosto de 2010

Batallas de la sinrazón


Aún estaba oscuro el cielo, reflejos oscuros que se colaban por la ventana en medio de la noche calurosa, mi cuerpo, empapado en sudor sobre las sábanas, tembloroso, conquistado por el miedo, otra vez el mismo sueño, otra vez la misma traición del subconsciente cuando duermo...

Me levanté de un salto y salí corriendo, huyendo de no sé que, huyendo del miedo, huyendo del sueño... sólo un pequeño salto de cama vistiendo mi piel y el calor asfixiante en la nuca, el pelo humedecido por el sudor, sudor frío del miedo, sudor asfixiante de las noches de verano irrespirables cuando ahogan hasta los sueños... no puedo dormir más, no quiero dormir más si me vuelven a invadir los sueños, marcas de cansancio extremo en el rostro cuando siento el miedo en el cuerpo, pero he de enfrentarme a ello, una bocanada de aire se convierte en un suspiro y vuelvo a recostar mi cuerpo, sólo pienso, reflexiones que tornan el erotismo de mis sueños en caricaturas freudianas, mi cuerpo desnudo se precipita a un vacío interminable y la risa retumba en mi mente como un eco, carcajadas sonoras que me rompen por dentro cuando me río de mí misma por lo absurdo de todo esto, irracionalidad en la vesania de mi mente, dolor que provoca la risa cuando la cordura me invade en la lucidez y la razón impone su palabra en el cerebro.

Vuelvo a levantar mi cuerpo, mas ahora no es miedo al sueño, no quiero perder el tiempo, siento la energía positiva en este despertar y le sonrío al espejo mas por mucho que sienta el miedo, no puedo cambiar los designios del destino ni las cartas marcadas que me depara el futuro, no el sudor frío en los sueños cuando la felicidad me pide que sea arquitecto en sueños y bajo el agua tibia de la ducha respiro bocanadas de aire fresco en el calor que emana del suelo, aire fresco en la mente que arde en los pulmones, mas cuando vivo de sueños, cuando construyo mi propio castillo y me siento la princesa del cuento, tengo los pies en el suelo y la locura que ven tus ojos no es más que un reflejo, un efecto de los muebles que coloqué con el tiempo, interiorismo surrealista que engaña la vista...

Por dentro crecen los sentimientos como la corriente con el deshielo y no me paraliza el miedo, mi cuerpo navega en barquito de papel, sin saber el destino del viaje en esta corriente de sueños, de ilusiones y anhelos mas cuando una caricia provoca el cosquilleo en el cuerpo y se funde, desnudo bajo su cuerpo, lava de un volcán en ebullición que erupciona y arrastra los miedos, miedos que se van bajo el agua cuando pienso, cuando me excita hasta el riesgo y las manos recorren el cuerpo, caricias de aceite que escurren los desasosiegos en esta caída al vacío, sin embargo, ya no siento miedo, mas tampoco conocía su cuerpo cuando caí entre sus brazos y me siento protegida en ellos, no conozco el final del precipicio en esta caída de los sueños, quizás al final aguarde su cuerpo... no puedo saberlo, sólo son sueños y lo único real en este momento es el agua sobre mi cuerpo, cuerpo desnudo que se prepara ante la batalla de hoy, respirando hondo tras los lamentos de un espectro de mí misma cuando lo último que quiero es la compasión y entre caricias me sonrío a mí misma cuando siento la complicidad de los cuerpos...

Abofeteo mi cara en las tonterías de la sinrazón y bajo el agua permanezco largo tiempo, caricias calladas bajo el agua y rompen el silencio los jadeos con el cariño que me brindo cuando siento la desazón de los anhelos, suspiros que tornan en gemidos cuando mi mano baja por mi cintura y acaricia mi sexo, miedos que se tornan en felicidad cuando me limito a disfrutar el momento y pienso en la razón de sus besos, mas si soy muñeca de nuevo, soy feliz en su juego, mas entre las caricias de mis manos sobre la piel que viste mi alma recuerdo sus manos rozando cada milímetro de este cuerpo y me río de mis miedos porque no es eso lo que se queda en mi cuerpo ahora que me invade el aroma de su piel tras el sexo y me excito por dentro, sintiendo la humedad que llega como oleaje en la arena y mis dedos juegan por dentro, caricias suaves que rozan provocando los gestos en el rostro desencajado, ojos en blanco que miran al techo mientras el agua resbala por la piel, dedos que rebuscan mientras hurgo en los recuerdos alimentando los deseos con las caricias que arrancan gemidos y una mano en el pecho, caricias suaves sobre los pezones erizados bajo el agua, embestidas fuertes de mis dedos que espantan fantasmas del cuerpo y ahora los temblores son de deseo, temblores suaves bajo el agua cuando siento el cosquilleo del orgasmo entre los anhelos del terremoto que me invade sobre su cuerpo y en esta batalla que libro en territorio de mi cuerpo, tiro las armas y espanto el miedo, mas cuando son los labios los que rozan el cuello me siento libre como el viento, encadenada al placer del cuerpo con las correas de los sentimientos que provocan hasta el ultimo recoveco... y para qué sentir miedo si es felicidad lo que provoca con el estremecimiento...