martes, 3 de septiembre de 2013

Y allí estaba él



Allí estaba yo, nerviosa como una niña de quince años ante lo desconocido, observando el escaparate de la tienda donde había quedado. 
Allí estaba yo, sintiendo las miradas en mi cuerpo, escuchando improperios y piropos que no deseaba escuchar en ese momento. 
Allí estaba yo, sin saber que hacer, con el miedo supurando en cada poro... 
Allí estaba yo, intentando parecer segura, intentando engrandecer mi ser, con cada músculo temblando bajo la piel....
Allí estaba yo, intrigada, buscando su mirada entre la gente, irónica al desear salir corriendo cuando pensaba en la lógica de mis acciones en aquel momento.
Allí estaba yo, con un nudo en el estómago, deseando empacharme de su cuerpo sin conocerlo.
Allí estaba yo, impulsiva por estar allí, por haberme atrevido a semejante gallardía, retraída en cada movimiento.
Allí estaba yo, plantada en medio de la calle, sola, rodeada de una marabunta de gente ajena a la marejada de mis pensamientos, sonriente....

Y allí estaba el, avanzando con paso firme, con esa irresistible sonrisa que tornó seria al acercarse... 
Allí estaba él, con sus virtudes y sus defectos tatuados en cada poro de la piel.
Allí estaba él, con sus inseguridades y miedos abanderados por su ego, peleando con el mío.
Allí estaba él, con el sufrimiento de su corazón, cargado de temores ridículos.
Allí estaba él, injusto consigo mismo, con la culpabilidad en en su conciencia.
Allí estaba él, consumiéndose poco a poco, ardiendo en las cenizas de si mismo, sin saber que para ella, ya era perfecto en todas sus facetas.