lunes, 6 de septiembre de 2010

Visceral


Ahora que el insomnio hace mella en mi cuerpo, que me despierto horas antes de que suene el despertador y el miedo no me deja seguir durmiendo, ahora que me duele el alma por dentro cuando con los pensamientos analizo el recorrido de esta gran mentira que es mi vida, de estas pinceladas en el boceto de la nada que es mi existencia y busco las huellas que dejó mi camino al andar, ahora que no me siento nada, que me siento pequeña e insignificante, ahora que no soy nada, polvo, pequeñeces de mi existencia de paso fugaz en la tristeza del mundo en que me pierdo con lágrimas...

Ahora que me llora el alma y soy capaz de regalar una sonrisa, ahora que cubro mi cuerpo con un pijama en el frío de la mañana y me siento viva por los retorcijones de un vientre dolorido por el frío, reflejo en el espejo de lo que soy, me miro y me veo cuando siento la tristeza de este cuerpo que regala sexo y caricias, de este pequeño ser que a veces desprende desprecio por sí mismo, ojeras y la expresión de cansancio en el rostro, cansancio de esta vida lúgubre cuando ni si quiera me entiendo a mí misma, búsqueda de el todo, búsqueda de nada cuando a veces no me comprendo a mí misma.

Lágrimas secas en la mirada y la sonrisa por bandera, caricias calladas a la nada, a esa nada que es mi cuerpo delgado, adornado por las estilizadas piernas que comienzan vistiéndolo por los pies, como una señora, curvas redondas en los glúteos que clavan miradas al contraste con la figura que dibuja la cintura marcada por ese vientre plano, coronado por el pecho redondo, llamativo a las miradas cuando asoma en un escote y los labios carnosos sobre él, de sonrisa grande, dulce... y que decir de esos ojos grandes que coronan el cuerpo, que a veces hacen invisible el resto con la profundidad de la tristeza en la mirada, capaz de desnudar, capaz de paralizar o intimidar, profundidad del marrón oscuro que se esconde en las grandes almendras que son la cuenca de mis ojos, juegos de miradas que domino con maestría cuando el rival de estos siente que le desnudo por dentro si le miro con empeño... la mirada del súcubo que llevo dentro, la grandeza de las palabras en la mirada, las sonrisas que se regalan en el brillo de estos, sin duda, para mí lo más bonito de esta figura que se esconde tras mi pequeña estatura.

A veces me siento grande, a veces pequeña, a veces invisible, a veces el centro de las miradas... ni pequeña, ni grande, un tamaño que no destaca ante el resto del mundo, pero sé que al deambular de mi cuerpo puedo ser el centro de los ojos que me observan en la levedad de este mundo, contoneo de las caderas y sus ojos clavados en mi mirada, quizás mujer fatal, pero miento con la coraza cuando es dulzura lo que se esconde dentro del cuerpo, la añoranza de los besos y la nostalgia de perderme en las caricias sinceras sobre la piel tostada que cubre los sentimientos.

Mentiría si dijera que no me gusta sentirme atractiva, pero también miento si digo que deploro que no se valore lo que hay detrás del cuerpo, que no se perciba cuando regalo todo lo que me viste por dentro y arranco hasta el último aliento de mis entrañas para regalar lo más grande con un sólo beso.

Vuelvo a observarme en el espejo, profundidad del cansancio que hace surcos en mi cara y siento el dolor en las piernas cuando no descanso, cuando las pesadillas son mi sueño, miedos secretos al sufrimiento, dolor que rompe por dentro y en cada paso suena el tintineo de los pedazos, miedo irracional, quizás un presentimiento de la caída al vacío que sufrirán las alas rotas de este ángel caído del cielo, no puedo saberlo, entre la multitud de libros que rodean mi cuerpo, no está el del destino que se me tiene rubricado, aún no tuve el gusto de leerlo.

Deleite para mis sentidos cuando percibo el olor del incienso que arde lento, humo que se disipa en forma de aroma a mi alrededor y aspiro una bocanada de aire para sentir su esencia, pues esto no es un lamento, ni siquiera tristeza o nostalgia, simplemente una pincelada de lo que se esconde dentro, la necedad de este ser que alberga contrariedades irracionales en el cuerpo, confusión y letanía y me río de mí misma cuando ahora mataría por un beso que no tengo, absurdos de la mente cuando soy una enamorada de la soledad y en ella advierto que le echo de menos porque es ella quién me hace valorar las caricias que alimentan mis deseos, los sentimientos que crecen por dentro... y me siento enamorada de esa soledad, pues esa soledad soy yo, es quien me hace ver el espectro de los sentimientos que me invaden ahora que le hago de menos y en ese orgullo de no mostrar los sentimientos muero porque busque mis besos.

Una sonrisa callada, una palabra arrugada a mí misma, y en esta soledad me regalo una caricia en el rostro, ternura en mis dedos, compasión en los movimientos cuando se me escapan los besos y me siento perdida por conseguir lo que realmente quiero, búsqueda de lo racional en la irracionalidad, locura en lo abstracto que son los trazos de mi vida y sé que esto no es un lamento, ni siquiera la tristeza me invade ahora el cuerpo cuando me sonrío ante esta dicción visceral porque me gusta, halaga los sentimientos cuando percibo que con esto me quiero, me quiero un poquito más que al despertar y me vuelvo a observar en el espejo, me observo de nuevo y soy capaz de verme por dentro, semblante calmado y la sonrisa ensangrentada de las entrañas. Caricias del alma cuando me vuelvo visceral y aunque siento el miedo, no siento vértigo ante las provocaciones de caer de nuevo al suelo, en la ventisca de sentimientos que crece por dentro, huracán que intenta levantarme del suelo cuando permanezco agazapada en un rincón, amor propio que me pide no alzar el vuelo, amor propio para no caer de nuevo con la visceralidad que se esconde tras la sensualidad del cuerpo... y en esa letanía de amor propio, me río de mí misma cuando dejo escapar los besos por aguardar agazapada en el suelo, protegiendo con las alas la nobleza de los sentimientos, que no quiero resquebrajar de nuevo con la visceralidad de mis movimientos, y se que es amor lo que siento en el cuerpo, cuando se me desgarra la visceralidad de los sentimientos.....