sábado, 15 de mayo de 2010

Abrazada a una botella



Cuenta la leyenda que Lilith fue la primera mujer que pisó la tierra, icono de feministas por negarse a vivir sometida a los deseos sexuales de un sólo hombre, de Adán, y por eso fue desterrada del paraíso a vivir en Babilonia, engendrando hijos mientras los hombres permanecían dormidos... mas lo que no dice la leyenda es que Lilith tenía corazón, que albergaba sentimientos bajo su voluminoso pecho, que sus sentimientos por Adán no rebasaban el deseo sexual, el cariño y el aprecio, y por eso no podía vivir una eternidad a su lado, no podía permanecer bajo sus brazos cada noche, no podía llegar a un estremecimiento total mientras su cuerpo se contoneaba sobre el suyo, haciendo las delicias del placer terrenal mientras sentía el paraíso con los escalofríos en el cuerpo... y fué mujer condenada a sufrir por el resto de sus días, disfrutando sólo de esos placeres terrenales, sin sentir las caricias en el alma...

Y ahora, yo, Lilith de nuevo en la tierra, en mi Babilonia particular, me encuentro aquí, con la resaca abrazada a mi cuerpo, mujer de otros tiempos, haciendo inventario de una noche pasada en la que los ojos observaban mi cuerpo con deseo, imaginando fantasías varias con mi piel desnuda, en la que hombres se acercaban a mí y pretendían desnudar mi cuerpo y yo, con cuerpo y alma vestidos, me negaba a sentir sus abrazos, esquivaba provocaciones de otros cuerpos y rodeaba con mis brazos el vaso, evitando roces de otros labios con un cigarros, consumiéndose en la comisura de mis labios igual que mi tiempo, igual que la vida que veo pasar ante mis ojos, mas prefiero abrazarme a una botella que a un cuerpo frío, que me haga permanecer inerte bajo las caricias, pues Lilith era una mujer que amaba y sentía y cuando una mujer siente, vale más un sorbo de alcohol quemando en la garganta con la añoranza del deseo que sentir otro cuerpo porque sentir otro cuerpo, y valen más las lágrimas provocadas por el alcohol y lo sueños solitarios que soñar bajo las fauces de otro cuerpo, cerrando los ojos, comparando con tus deseos...

Jamás fuí fría y calculadora, y ahora me miro en el espejo, ojos cansados, dolor de cabeza, mente distraida, ausente, pensativa en como conseguir su cuerpo, conspirando para conquistarle y permanezco callada, aún en la distancia no escuchará mis palabras, aún estando al lado no podrá verme, no notará mi presencia... más quién sabe si la echará de menos... y para poder callarme, para poder cumplir mi reto, permanezco callada, abrazada a una botella, sin abrir mis labios más que para echar el humo de un cigarro y del fuego que me quema por dentro... quién sabe si en esta borrachera de mi vida, sea él quien acabe viendo doble y se dé cuenta de que en mí hay dos mujeres... la que conoce y la que sufre en silencio...