miércoles, 23 de junio de 2010

Galatea encadenada


Me ahogo en el vómito de sentimientos y rabia, la confusión que quema por dentro.... me ahogo en esta soledad absurda que suplo con caricias que no me llenan, mas lo que tenía que haber sido un amante de una noche, se ha convertido en visitas constantes a mi alcoba, caricias y besos enganchados a mi cintura que no pueden ser correspondidos con equidad, mas el brillo de sus ojos delata el nacimiento de sentimientos que en mí ya son albergados, sentimientos que en mí están tatuados a fuego y por más que piense que el tiempo cura, que el tiempo sana las heridas... por más que limpio esas heridas siento la gangrena en el alma al sentir el vacío y la falta de su cariño, siento la gangrena cuando me rodean unos brazos derrochando cariño y cierro los ojos para sentir sin ver quien es el amante que en esta vez los procesa....

Me queman las ansias por dentro y el despecho aflora en la piel con gestos seductores en cada momento, la furia se apodera de mí cuando tengo caricias que calmen mi cuerpo y en la ardua tarea de encender mis sentimientos siento que me saben a poco, que la fiera que llevo dentro no sacia su sed de víctimas y continúo con el coqueteo, reanudo las tareas de seducción con cada amante que se me antoja apetecible y me siento súcubo, diosa de los deseos, Selene, amante que entrega su cuerpo mientras siente cada orgasmo presa de sus pensamientos, con una venda en los ojos cerrados mientras con los ojos cerrados soy fiel a los sentimientos que le proceso, y cuando siento la osadía de deleitar mi mirada con otro cuerpo desnudo, frente a mí, sudando o sonriendo, siento que el resentimiento se clava en la consciencia como un puñal... mas no tiene sentido el juego, pero tampoco tiene sentido que sea mi carcelero en las mazmorras en las que me hallo cuando siento la soledad...

Contoneo de caderas y esta afrodita desamparada, supliendo la falta de cariño con sexo, derrochando coqueteos que no llevan a ningún puerto... pues la soledad de la noche, el frío de las sábanas cuando siento amantes que se aferran a mi cintura mientras me invade la soledad, divago en los pensamientos y siento el absurdo de la situación, mas no quiero que se quede, sólo quiero que me encienda el alma y sentir el cariño de las caricias, pero a la vez rechazo ese cariño que me procesa, pues ni siquiera estoy presta a regalar un ápice de mis sentimientos, en este juego el corazón permanece encarcelado en la desidia...

Migrañas y jaquecas, voces en la oscuridad que me aturden entre la conciencia y la inconsciencia, entre los sentimientos de un ángel y los actos de un súcubo, pues si la vida es incoherente, yo lo soy también y mientras derramo lágrimas en soledad, río en compañía de cada víctima que osa seguir mis pasos, vomito palabras sin sentido que me ahogan como ácido corrosivo por dentro y me siento manojo y desperdicio en la soledad, más mujer cuando siento que enciendo los cuerpos y soy objeto del deseo, mas en el fondo de mí sé que no soy una mujer florero, que cuando alguien es capaz de desnudarme al completo descubre una autentica diosa, un mar de sentimientos y un sin fín de pensamientos pero ahora no es el momento, ahora sólo soy un súcubo desamparado, con la falda al viento y regalo las migajas del cariño que tengo, con la falta aún puesta y gemidos que les dan por satisfechos...

Me siento fiera, me siento fuego, Galatea furtiva y libre como el viento, más sé que tras la apariencia de mujer dura, de la autosuficiencia y la seguridad, siento miedo y añoro sentir su cuerpo... en el fondo de mí siento que sin él no puedo, siento las mismas añoranzas que otras mujeres, el mismo dolor que mis semejantes carnales, las mismas carencias de otros cuerpos... pero me niego a ser igual a ellos, me niego a sacar mi resentimiento con palabras que agravien el mundo, me niego a participar en este mundo de agravios gratuitos donde nos matamos entre hermanos y nos es indiferente el sufrimiento ajeno, prefiero suplir mi sufrimiento con sexo, regalando caricias que proliferen sonrisas y no me importa si me llaman puta, si consideran este alma ninfómana mas no es una enfermedad disfrutar del sexo, no es ningún mal ser un súcubo desamparado, preso de los sentimientos, fiera libre que a la vez se ata con cadenas, pues sé que puedo vivir sin ello, pero prefiero la agresividad de cada embestida de esta fiera a las palabras de desgarro que provoquen tristeza en una mirada, prefiero las caricias y la paz tras un orgasmo a la violencia de mis manos... la ironía de la soledad en compañía, esta fiera de caza, campando libre por el mundo mientras siente cadenas que atan su cuerpo... una Galatea encadenada...