miércoles, 26 de mayo de 2010

Tacones solitarios...


Atravesé el humbral de la puerta con gran deseo, la cerré casi sin hacer ruido, dentro reinaba el desorden y el caos, como en mi vida, como en mis sentimientos, fuera el cielo nublado estaba oscureciendo, la noche caía sobre la ciudad como un manto de sombras, penumbras que se colaban por los ventanales de mi casa y me dejé caer en el suelo, escurriendo por la puerta cerrada, las piernas dobladas, el bolso aún colgando en mi hombro... estaba agotada, rendida por el cansancio de la jornada, muerta por el estrés del día, y sentía deseo....

Seguía la noche al día y yo allí, inmóvil, sin ni siquiera pensar, la mente en blanco y el cielo oscuro... inconsciente del tiempo, me invadieron los recuerdos, me invadieron los deseos y escuché su voz en mi mente, el recuerdo de sus palabras pegadas a mi cuello.... lentamente abrí las piernas y me deshice del tanga de lencería blanca y rosa, ahí, enganchado en mis altos tacones, esposando mis tobillos y, mis manos hurgando entre mis piernas, húmedas con sólo el recuerdo de su voz mientras sus manos empujaban mis caderas hacia él, mis dedos haciendo las delicias en silencio, jugando con mi clítoris mientras mi mente ausente, pensativa, se dejaba llevar, y esos dedos que se introducen dentro una y otra vez, que palmean por momentos el clítoris con pequeños golpes y me hacen romper el silencio de la noche que me envuelve, gemidos sinceros arrancados del alma de Lilith, gemidos sinceros arrancados del alma y el placer...

Ahí, apoyada en la puerta, con las piernas abiertas, me encogí del todo, gritando, con un escalofrío invadiendo mi cuerpo, en la soledad de la noche, el silencio roto por mi garganta y la compañía de los recuerdos... charcos de flujo entre mis piernas y las lágrimas en la cara, la realidad se volvió turbia y como única compañia encontré los resquicios del sexo, mi vida, refugiada en el sexo, buscando lo que anhelan todos, el cariño, cariño cambiado por sexo, caricias que se vuelven frias al despertar, y ahora, ahora que siento el fuego del amor por dentro, no hay más que sexo, solitario, sin caricias, sin el cariño que anhela mi cuerpo....

Me siento sucia, sucia por dentro, desnudo mi cuerpo y lo froto bajo el agua de la ducha, con fuerza, con rabia, como si arrancarme la piel fuera a mejorar ese sentimiento... sentada en el fondo de la bañera, el agua como una cascada sobre mi cuerpo, desnudo, esas curvas que tantos compañeros atrajeron a mi lado, que tantas miradas despiertan y que sólo me provocan indiferencia... y las lágrimas invisibles bajo el agua, las lágrimas invisibles sentada en el suelo... aún con los tacones puestos....

1 comentario:

  1. Hola Lilith, me ha encantado el relato; profundo, de una melancolía casi desgarradora, ..lo de las lágrimas invisibles ...aún con los tacones puestos, un final como una guinda

    besos

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