miércoles, 12 de mayo de 2010

Prisionera....



Siempre disfruté del sexo como si fuera el último aliento de mi vida, viví cada caricia al límite como si de la última se tratase, siempre viví cada orgasmo como si en él se me fuera el aliento, como si fuera el máximo placer que pudiera experimentar, gozando de cada experiencia, de cada roce de unos labios, de cada embestida sin importar los sentimientos, sin mezclar el cuerpo y la mente, expresando con mi cuerpo la pasión por la vida que sentía, por sentirme viva en cada embestida, en cada movimiento de mis caderas, sin importar si sentía cariño, amor o simple pasión por mi compañero de cama, simplemente me limitaba a resucitar con cada experiencia...


Yo, Lilith, desterrada del paraíso a Babilonia para vivir mi propio paraíso disfrutando del goce terrenal, de la pasión de las caricias y el sexo diverso, mas ahora mi cuerpo no habla, se queda callado, indiferente a las caricias sugeridas, esos amantes que pasan invisibles ante mis ojos, más hasta ahora no había sentido la necesidad de tener unos brazos rodeando mi cintura en la cama cada noche, la necesidad de unas palabras dulces antes de acostarme y ni siquiera siento la necesidad inminente de explorar mi cuerpo en solitario, esa necesidad que sentía cada día cuando me invadía la soledad en la cama, esa necesidad que quedaba cuando un amante desaparecía y sentía el despecho de la insatisfacción... mas esos juguetes bautizados sufren abandonados en el fondo de un cajón, pues ni siquiera disfruto del placer que me regalo a mí misma, no disfruta Lilith de su condena fuera del paraíso...


Quien me conoce sabe que no hablo de mis sentimientos, que escondo todo aquello que me hace sufrir o me hace feliz, que muestro mis estados bajo los gestos de mi cuerpo, que me expreso con cada movimiento, impulsiva, efusiva... las lágrimas jamás se muestran en mi rostro ante la gente... mas ahora que siento, ahora que el corazón de Lilith está preso bajo el deseo de la compañía, de hacer feliz a otra persona, ahora que Lilith desea ser la princesa de un cuento, ahora que Lilith desea volver al paraíso y sentir el cielo en cada momento, sin que sea sólo bajo los efectos de un orgasmo ruidoso.... ahora que Lilith ha descubierto que bajo su pecho hay un corazón... ahora que lo siente latir, salirse del pecho ante la perspectiva de sólo verle, ahora que Lilith se siente incapaz de ser ella, cohibida, con miedo cada vez que le tiene cerca, aterrada ante la posibilidad de dar un paso atrás en el intento de conquistar ese corazón que reavivó el suyo.... ahora Lilith se siente muerta, muerta de miedo, muerta en vida por la perspectiva de no sentir su cuerpo, de no sentir su aliento..... y siente que no vuela libre, se siente prisionera de sus sentimientos.... mas la serpiente que rodea su cuerpo se tornó serpiente de los sentimientos....


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