domingo, 23 de mayo de 2010

La magia de las palabras...


Me acababa de levantar de la cama, quería provocar su deseo, quería que le invadieran las ganas de verme, de correr a mis brazos... me quité las legañas frente al espejo y preparé un café en la cocina, a fuego lento, mientras, mis dedos se deslizaron frente al ordenador, apagado, en silencio...

Tomé mi taza de café y me senté frente al ordenador, en silencio, tomando pequeños sorbos del café mientras revisaba los correos, no había ninguno suyo, y quería traerle a mí, quería dejar de camuflar las palabras en la distancia y tener sus susurros en mi oído, quería que sus labios fueran los que encendieran los míos...

Sonó el móvil y me advirtió de que un nuevo mensaje se escondía tras las teclas, era suyo, eran sus palabras de fuego, y quería provocarle, arrancarle aún más el deseo, ahí medio dormida, rebusqué entre los archivos del ordenador, busqué las fotos de un book secreto, fotos echas en la intimidad, listas para publicar en cualquier revista erótica de tirada nacional, fotos de calendario de camionero, rebusqué entre ellas y elegí una, la elección tenía que ser buena, la elección tenía que provocar el deseo, más me decanté por una mirada lasciva y ojos de fiera, demasiado insinuante y con tan sólo un pecho al descubierto, una mano rozando mi sexo, bajo las bragas transparentes y un dedo entre los labios, pose de mujer fatal, insinuando el fin de quien se acercase a la fiera que hay en la imagen, apariencia de lobo en un corderito degollado....

Adjunté el archivo y casi sin texto, sobraban las palabras para ese deseo manifiesto... se tornó la conversación sexual bajo palabras silenciosas en correos, uno tras otro se sucedían en la mañana y cuando el volante era mi compañero, las letras resultaban un riesgo así que marqué su numero y sus palabras resonaron en mi cerebro, húmeda, chorreante al escuchar su voz, sus palabras cortadas por el directo, las mías aún mas tímidas cuando me ví desprotegida de los textos... y su voz fluyendo por mi cuerpo, acelerada, ardiendo cuando me dijo que era la musa de sus deseos cuando nadie le observaba, cuando mis fotos eran las únicas compañeras en momentos de intimidad y sexo y sentí un escalofrío que me recorrió el cuerpo entero, sentí un escalofrío que me empapó por dentro, ahí sentada en el coche, sólo con sus palabras, sin un sólo roce, chorreando por dentro....

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